Renacimiento en Agua Blanca
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Renacimiento en Agua Blanca
Una inmersión en aguas termales te puede cambiar algo más que el día. Las de Agua Blanca están rodeadas de una experiencia mística que tiene que vivirse por lo menos una vez en la vida.
La afición por las aguas termales es natural e inmemorial. Sus poderes curativos ya se conocían en los mundos antiguos de América, Asia y Europa, y se consideraban sagradas, pues eran del dominio de las deidades. En este sentido, México resultó privilegiado, ya que gracias a la inagotable actividad volcánica que subyace en todo el territorio existen cientos de surgimientos termominerales con diferentes características que se pueden disfrutar.
A tan solo dos horas de Ciudad de México, Morelia y Querétaro se ubica en los alrededores de Zitácuaro, Michoacán, un paraíso escondido de bosque subtropical, ríos y cascadas de montaña, cerros verdes y silencio lejos de toda urbe.
Como un secreto a voces, allí se oculta un gran regalo natural: los manantiales de aguas termales y curativas de San José Purúa y de Agua Blanca, este último el balneario y centro de salud más importante del antiguo imperio purépecha.
VIAJE A LA QUIETUD
Después de Zitácuaro tomamos una desviación hacia Jungapeo (que significa en purépecha lugar amarillo) y descendemos hacia el valle del río Tuxpan entre cerros boscosos. Por el camino nos detenemos a conocer el mítico hotel balneario San José Purúa, rodeado de un paisaje espectacular de sierras y vegetación.
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